jueves, 8 de septiembre de 2016

En algún lugar de mi mente...


Estas pesadillas otra vez. Me acechan en la hora del diablo y me levanto asustada. Este desvelo me ha convertido en un ser medio dormido, no puedo pensar con claridad. La mitad de mí quiere estar en una cama eternamente; la otra debe hacer lo que corresponde: el trabajo, los oficios de la casa, la atención a los que me rodean. Pobres, solo quiero estar sola, dormir y dormir.

A veces las pesadillas son espeluznantes, en otras aparecen fantasmas y me dejan triste el día entero. Cuando quiero evadirme de esa cita de cada noche con mis sueños, me tomo una pastillita mágica. Me desconecto, voy a ningún lugar. 

Nadie sabe por qué no sueño, o mejor porqué sueño en negativo, los más amorosos sugieren estrés y cansancio. Otros que vaya al doctor, (pero ya lo hice, de ahí las pastillitas), hay otros más esotéricos: ellos aseguran que la hora en la que me despierto es la hora en la que "trabajan" quienes quieren hacerme daño. Hablan de hechizos, rezos y hasta bebedizos, me dicen que es mi culpa por recibir tinto en cada visita. Que me dañaron la suerte, que tengo "enemigas" sí, mujeres.

Por más que le doy vueltas, me quedo con la segunda opción: las pastillitas o en el mejor de los casos, unas lágrimas con la gente que quiero, son mi mejor terapia. 

Sé de odios hacia mí, lo he visto plasmado en la envidia y las puñaladas de personas que me sonrien y me saludan en la mañana; en los celos de mujeres extrañas que no me conocen, pero de las cuales soy fantasma, (con o sin culpa); lo veo en el silencio cómplice de quienes ven la injusticia y  no hablan.

Claro, el tema de los hechizos me da miedo, por ellos me he hecho cuanto baño, riego o ritual de "limpieza" me sugieren, pero las pesadillas siguen ahí, son parte de mí, esa soy yo en blanco y negro, en la noche, en un lado de mi mente donde todo es posible...




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