viernes, 22 de enero de 2010

"Tengo una vida sentimental complicada" Tomado del Blog "Diario de una Catik"

Me estrechó entre sus musculosos brazos, cálidos y suaves, apretándome dulce e intensamente contra él mientras yo sentía un placer infinito y me embistió potente una vez más en un estertor final. Gimió y se estremeció en un frenesí glorioso mientras yo jadeaba muy excitada. Una vez en calma, volvió a abrazarme con ardor apasionado pidiéndome suplicante que le besara en la boca. Lo hice, lengua inquieta y desesperada contra lengua golosa y rastreadora, sumergidos en una activa lucha por encontrar de nuevo la luz del santo grial. La piel, humedecida y desnuda, contra la piel; el color y la belleza de ésta. Las formas, la saliva, los olores y la desnudez completa, perdido el sentido en medio de la calidez de la entrega amorosa y enfebrecida. Instinto y nada más.
La libertad.
Nos fundimos inconscientemente en un abrazo que nos unió en un solo bicho, el cual se durmió agazapado entre las páginas que componen, no una novela, sino una palabra: eternidad.
Oye – le dije un poco cohibida y cortada cuando hubimos terminado, aún entre los acogedores brazos y en la amplia cama de la preciosa habitación.
¿Qué? – me animó él cariñoso, acariciándome con ternura el cabello y preocupado al ver la expresión de mi rostro, creyendo quizás que le anunciaría algo que enturbiaría el momento pero no era eso. Vacilé y él volvió a acariciarme suavemente y me besó, como diciéndome que fuera lo que fuera, adelante, nada iba a pasar. Me lancé.
- Perdona ¿Cómo dijiste que te llamabas?

jueves, 21 de enero de 2010

Esa gente querida que está siempre


Y si, se llega el día en el que uno no se quiere levantar. El día en el que una parte del cerebro grita, ¡Por qué no me morí chiquito!; un día en el que no sale el sol. Y no sale por varios días. Y uno se pregunta qué caracoles fue lo que pasó, y se niega a creer y otra vez se quiere morir un poquito, aunque sea por un rato, de preferencia en posición fetal. Y entonces la red de apoyo aparece, esa red que se sostiene en la sabia hermana, en la amiga que está al otro lado del océano y en la que está por opción, porque así lo decidió. Ellas saben que no soy fácil, les provoca matarme a ratos, en otros les provoca echarse a llorar conmigo. Pero siempre están ahí, sin cuestionarme, sin juzgarme. Por ellas, estoy sobreaguando a una tempestad que no entiendo, por ellas me he dado cuenta que a veces las cosas no son como parecen, por ellas, he entendido que lo que realmente importa es lo que se tiene en el corazón.
Me he dado cuenta gracias a ellas, a sus palabras, a sus silencios, de que tener amigos es una bendición y una fortuna, una lotería. Hoy mi caos personal es el mismo, solo que sé que cuando mi cerebro diga, oiga no tiene ganas de morirse hoy? el resto de mi ser reaccione y diga: no sea pendeja, párese que hay que ir a trabajar!

miércoles, 6 de enero de 2010

Las avispas de mi mamá


Tras un golpe de suerte que la vida le debía, mi papá por fin pudo comprar su finca. O como dice el hermoso pasillo “una faja de tierra labrantía” en la que mi madre camina como reina y señora. Todos ese pequeño territorio hace parte de sus dominios. La casa brilla como un espejo y casi todos los bichos perdieron la lucha contra las mezclas de ácido bórico y naranja. Y digo casi, porque a excepción de las avispas de la entrada, hasta las hormigas se fueron.
Esas avispas, negritas y feitas dice ella...
Armada de químicos, polvos, esencias, venenos, les derriba el panal cada tanto, y ellas encontraban la manera de hacerlo de nuevo, a veces más arriba, a veces más abajo, pero siempre en la puerta de la entrada de la finca.
Un día encontré a mi madre silenciosa en su labor asesina... estaba aplicando una mezcla tóxica en la que ella considera la entrada al panal. Las avispas entonces, armaron otra vez su casa al atardecer.
Ayer la vi de nuevo, destruyendo el panal de los persistentes insectos y el pensamiento que vino a mi cabeza me hizo sonreir: ya veremos quién se cansa primero. Solo quienes conocen a Mery saben de qué hablo.