Ya no son…
Él sigue ahí, escondido entre los
muebles viejos de la memoria, de vez en cuando se asoma, se muestra, me hace gestos
a lo lejos, como un niño jugando a las escondidas, quiere que lo encuentre.
Pero ya no lo busco.
Su sombra a veces me asusta, me
entristece… pero hago como si no la viera. Así es mejor…
Sus recuerdos están bien anclados
en mi alma, yo misma los encadené allí. Pero luego quise que se fueran, barrí
cada detalle, cada palabra, cada momento de esas ruinas.
Con los escombros traté de
reconstruir un corazón que ya tenía varías averías, pero no pude, el resultado
es un remedo maltrecho y desvencijado, lleno de grietas y paredes
descascaradas.
Allí habita alguien más, que se
metió por la fuerza, con mucho ímpetu y que vive de lo que alguna vez fuera
puro amor… para otro
Él solo con sus propias manos,
llenas de amor de verdad, ha tratado de reparar, cubrir, barnizar y poner
lustroso aquello que yo pensaba perdido. Es su deseo de salvarme el que lo
mantiene ahí, la intuición de que quizás con dedicación se pueda recuperar lo
que por propia voluntad dejé ir…
Siempre está alerta, no se siente
correspondido, tiene miedo. A veces grita, otras llora como un niño, pero le
digo que no tema, porque no hay de qué temer, en los rincones sólo viven
fantasmas de recuerdos creados y vueltos a crear en mi mente, recuerdos que ya
no son…
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Te gusta, te parece un asco, ni fu ni fa? Cuéntamelo todo...