miércoles, 17 de abril de 2024

La buena esposa

 

Combinar el vestido con la camisa, el pantalón con las medias y los zapatos, escoger la corbata adecuada, eran tareas que, con los años, se te habían vuelto fáciles, rutinarias. Hacer deliciosos platillos, poner la casa reluciente y cuidar a los niños, para eso estabas, eras una buena esposa.

¿Para eso estabas? Pienso.

Todavía me pregunto qué hubiera pasado si en vez de agarrar a los niños pequeños para saltar al abismo, te hubieras quedado. Huiste sin mirar atrás de una vida gris, llena de ausencias e indiferencia. Joven, bella, con todos los sueños por cumplir, te costaba respirar, te costaba vivir así.

Diecisiete años después, me miro en el espejo, y tú ya no estás. Tengo el cuerpo cubierto de tatuajes, he gobernado mi vida como se me ha dado la gana, he envejecido, tengo una carrera...soy lo que siempre soñaste; mis hijos son dos adultos fabulosos, (si los vieras te sentirías orgullosa), pero ya no estás porque tuve que matarte.

 

 


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