Llevaban años juntos. Ella había ahorrado
por meses para llevarlo a ese viaje tan anhelado y celebrar su cumpleaños contemplando los
amaneceres a la orilla del mar, pero la tristeza había viajado con él, lloraba
todas las noches ahogando los deseos de gritar contra la almohada; en el día,
cuando se sentía solo, sollozaba a sus anchas, no podía más con aquel teatro de la pareja feliz, pero
debía disimular en presencia de ella, no era justo que lo viera llorar por otra…
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